Sección: Artículos. Volver a casa. Seminario de teatro sobre la técnica de la fuerza ausente, dictado por Pompeyo Audivert. Una reseña de lo vivenciado. Reflexiones en convergencia desde las prácticas (2021-2024). Verónica Ana Eva Rodríguez.

VOLVER A CASA. SEMINARIO DE TEATRO SOBRE LA TÉCNICA DE LA FUERZA AUSENTE, DICTADO POR POMPEYO AUDIVERT. UNA RESEÑA DE LO VIVENCIADO.  [1]

Verónica Ana Eva Rodríguez

Teatrista Independiente en la Cooperativa de Trabajo Artístico Recooparte LTDA.

Facultad de Arte, UNICEN.

veronicaanaevarodriguez@gmail.com

Resumen:

En la siguiente reseña intento transmitir la experiencia vivenciada en “Volver a Casa”, el Seminario de Teatro sobre la técnica de la fuerza ausente, dictado por Pompeyo Audivert. Fui espectadora de la obra “Habitación Macbeth” y luego participante del seminario, propuesta que me permitió entrar en contacto con el largo recorrido de búsqueda de este maestro: las máquinas teatrales, el procedimiento escénico creado, desarrollado y en desarrollo en el Estudio de Teatro “El Cuervo” desde su fundación, en 1988.

Palabras claves: actuación; entrenamiento; máquinas teatrales; teatro.

RETURNING HOME. THEATER SEMINAR ON THE TECHNIQUE OF ABSENT FORCE, GIVEN BY POMPEYO AUDIVERT. A REVIEW OF EXPERIENCE.

Abstract: The purpose of this review is to share my experience throughout “Volver a casa”, a theater seminar on the absent force technique imparted by Pompeyo Audivert. By being part of the audience and then attending the seminar, I was able to make contact with a long searching process of this teacher: the theater machines, the theatrical procedure which was created, developed and continues to develop within the drama studio and theater hall “El Cuervo” since its creation in 1988.

Keywords: performance; training ; theater machine; theater.

Hace unos años fui espectadora de “Habitación Macbeth” (versión para un actor) de Pompeyo Audivert, sobre Macbeth de W. Shakespeare. Ese año la temporada se realizaba en el Centro Cultural de la Cooperación. La sala estaba llena y yo también, colmada de expectativas y llena de bolsos que no me entraban entre las butacas, pues de ahí ya me iría a Retiro para emprender el regreso a Tandil, luego de una nutrida visita y recorrida por salas teatrales de capital.

Lo que sucedió esa noche quedó impregnado en mi experiencia y fue difícil poner en palabras durante bastante tiempo alguna cuestión sobre lo vivido, la sensación de estar frente a lo inefable. Salí del Teatro, llegué a Retiro a tiempo, pero de todos modos algo de mí seguía flotando en algún otro sitio, lejano, en algún otro tiempo, en algún páramo de la existencia.

Teatralmente, me sentí testigo de algo descomunal. Todo aquello que puede un actor, que puede un cuerpo, que puede el teatro se me revelaba en esa presencia arrolladora de seres shakesperianos que encendían en su hacer asuntos mucho más misteriosos que los de la ya inquietante trama argumental. Estaba conmovida en mi fuero interno, porque ese acontecimiento es el que siempre espero como espectadora.

También como actriz, porque sentí una cercanía afectiva y poética con esa máquina teatral que se desenvolvía y se desencajaba en la Sala Solidaridad, puesto que, en mi formación, uno de mis maestros, logró imprimir en mí la curiosidad (desde muy joven) por aquellas actrices, actores, maestros, maestras y directores que se dedicaron y dedican su vida a un teatro que se presente al mundo como una rasgadura poética, un teatro con “un motivo pugnante y secreto vinculado a la sospecha existencial”, en términos del propio Pompeyo Audivert (2019, p. 33).

Luego de ver Macbeth, seguí durante años atenta a las entrevistas que le fueron haciendo al actor y director en diferentes medios radiales y televisivos, tratando de comprender esa sensación de haber asistido a un encuentro totalmente empapado de ritual metafísico, en el sentido de haber presenciado ese estado de inspiración, de actuación, esa fuerza presencial que trasciende la escena, que toca fibras secretas y enciende una llama en el espectador. Así, pude comprender que todo era consecuente con lo que se expresaba ya en el programa de mano de la obra, ya en las entrevistas y en toda la búsqueda poética, de los procedimientos técnicos y metodológicos que se desarrollan en el Estudio El Cuervo desde su fundación.

Entonces, hacia fines del 2024 se presenta la posibilidad de inscribirme para participar en uno de los seminarios que ofrece el Estudio: “Volver a Casa”. Seminario de Teatro sobre la técnica de la fuerza ausente, dictado por Pompeyo Audivert para alumnos con experiencia. Unos meses después, en febrero de 2025, llegué al estudio y me agradecí.

Me agradecí la búsqueda minuciosa entre baúles y ferias de un ropaje que alojara por esas horas aquello que empezaría a emerger en mí gracias a la búsqueda que se proponía en el seminario. También las horas dedicadas a fluir en los textos sugeridos para el entrenamiento. Sensorialmente comprendí que estaba en el lugar correcto. Estaba en Casa.

Antes de ingresar al estudio, uno tiene una primera invitación, un momento para despojarse. Luego se ingresa al espacio de la práctica. El piso alfombrado, las luces tenues, una música, un sonido, casi monocorde, algunos objetos/artefactos, espejos, un mapa desharrapado. Allí comienza dentro de mí una sospecha. Todo lo que no pertenece a esto empiezo a dejarlo de lado, busco un lugar donde devenir con esta propuesta, con este espacio, con estos sonidos, con estos colores.

Práctica en el mítico estudio El Cuervo. Verónica Rodriguez. Archivo personal.

Pompeyo Audivert inicia el seminario proponiendo una práctica corporal, un convite, una intensa jornada que permite ponerse apenas en contacto con un largo recorrido de búsqueda: las máquinas teatrales, el procedimiento escénico creado, desarrollado y en desarrollo en el Estudio desde 1988.

Comprender el arribo hacia esta técnica implica sumergirse no sólo en el entrenamiento que Audivert ofrece sino también en la trayectoria de experimentación que fue desarrollando, pensando y reflexionando en torno a cuestiones primigenias.

Según el maestro, el teatro es un mecanismo formal que debe entenderse más allá de las máscaras con las cuales se cubre y más allá de los temas aparentes que se pretenden presentar. Para Audivert (2019) el teatro es una “operación ritual vinculada a la identidad poética”, siendo los actores el borde de esa operación que se completa con el espectador, testigo que la activa, “una razón sorda y secreta vinculada a la estructura metafísica del acto teatral anima la escena máquina” (p. 53). Es decir que la escena antes de tener su texto, su tema, sus circunstancias, ya significa en sí misma como mecanismo, ya es expresión de un nivel metafísico.

Entonces en el estudio “El Cuervo” se crean las máquinas teatrales para poner de manifiesto esa estructura metafísica y entrar en relación con ella. La máquina, según Audivert (2019) “es un mecanismo técnico teatral, unas reglas de juego que los actores asumen como asunto dramático y como forma de producción de la escena […] y es también una política artística” (p.53). Desde mi percepción, el modo en que inicia el seminario ya da cuenta, en sus sutilezas, de un modo “otro” de adentrarse en la práctica teatral.

Comienza la exploración, unas 45 personas que procedemos de distintos puntos del país, indagamos juntos, la lentitud que se nos sugiere, un tiempo diferente, una respiración profunda y una compleja trama de indicaciones propias de un entrenamiento fuertemente investigado.

Audivert evoca: “El cuerpo como una antena que trae a uno extrañas significaciones” y sugiere “no cerrar unidades de sentido y dejarnos habitar por la máquina que sabe estar en el teatro”. Por supuesto que esta búsqueda implica un largo camino, pero cierto es que, en esas cuatro horas del primer día de práctica, todos y todas comenzamos a experimentar esta posibilidad de ser habitados, por lo que cada uno fue engendrando a través de una serie de procedimientos que el maestro fue procurando.

Es imprescindible comprender que desde la óptica del teatro de la fuerza ausente “el teatro no es relato ni ficción. Es revelación, instante, crisis, des-ocultación, rasgadura, patencia, presencia acrecentada […]” (Audivert, 2019. p.43). La práctica que pudimos experimentar se trató de descubrir esa presencia, una dimensión teatral que existe mucho antes de los textos. De allí la pregunta que se desprendió fue ¿Cuál es la fuente de nuestra máquina teatral?

Dice el actor y autor (2019):

“Más allá de los lenguajes y de las obras con que se enmascara […] podemos decir que ese mecanismo formal que llamamos teatro es, más allá de las máscaras con que se invisibiliza, una operación ritual vinculada a la identidad poética […] esta experiencia ritual que suspende el tiempo, la presencia, el espacio, está en permanente relación con el nivel histórico, pero no es de allí, sino que utiliza a dicho nivel para manifestarse y expresarse. […] el teatro es la estructura –soporte de una dinámica ritual poético-metafísica que, a su vez, es expresión de una zona dorsal de la identidad individual y colectiva que así se representa” (p.52)

En este sentido, mientras intentábamos comprometidamente esa composición a otra escala, “detenidos, respirando…con una máscara”, mientras el tiempo, el espacio y la presencia adquirían otra valencia, aparecían poco a poco los otros asuntos, los asuntos del cuerpo. Y es el cuerpo en su campo de excitación, el que le da lugar a la palabra. Empezamos a balbucear desde el universo de Olga Orozco. Poetiza dedicada toda su vida a la preocupación por “el encierro que produce la realidad” y comprometida con sus temas vitales: “ampliar las posibilidades del yo, del tiempo y la memoria”. Pareciera que Orozco y la máquina teatral se emparentan, se llevan bien, se hablan.

Entonces Audivert nos interpela en la identidad significativa y temática de nuestro oficio ¿Qué buscamos? ¿Qué oficio es el nuestro? ¿Erigir espejos? ¿O romperlos? ¿O erigirlos para romperlos? Las preguntas, sugestivas, aparecen y desaparecen en la voz y reflexiones de un maestro que se sabe, ha dedicado su vida a estas cuestiones. Las preguntas quedan resonando, son motivadoras de nuestras propias reflexiones para “confirmar o polemizar con algunas ideas que circulan en el Estudio y que lo particularizan” tal sugiere Nara Mansur (2019, p. 9) en el prólogo del libro “El piedrazo en el espejo” de Pompeyo Audivert.

Luego de este primer encuentro me volví a Tandil, dispuesta a entrenar durante toda la semana lo trabajado, para poder volver el sábado siguiente al encuentro con esta singular búsqueda y profundizar en ese nivel.

En el segundo encuentro nos sumergimos más a fondo en los aspectos vistos anteriormente y se desarrollaron improvisaciones, construcciones colectivas, escenas en simultaneidad, pero también en focos que aparecían y menguaban generando contrapuntos a través de una práctica respetuosa y grupal. En estas improvisaciones todos y todas debíamos ser conscientes de estar inscribiéndonos en dichas escenas y componiendo en simultáneo. En la jornada, por momentos, se producía un fulgor, y en la simultaneidad se podía asistir a ese “escándalo teatral de base” que propone el autor.

En este encuentro, hacia el final tuve la dicha de formar parte de una última práctica de improvisación junto con dos actrices, en la cual Audivert (dentro de la escena) iba interviniendo, hablándole no ya a nosotras (las actrices) sino a esas máquinas teatrales que comenzaban a suscitarse. De pronto el universo de Orozco se fundió con Antígona y todo fue una fiesta de celebración y cierre.

Para terminar, Audivert invita a realizar algunas reflexiones finales: “Uno ve la obra, pero por detrás ve otras cosas. Uno se emociona con ese más allá que se cuenta, ese más allá es Casa”.

Con esas resonancias me retiré por las callecitas angostas del barrio donde se emplaza el estudio, sabiendo un poco más de aquello que me sucedió cuando fui espectadora de “Habitación Macbeth” aquello que se manifiesta en el intento de arrojar un piedrazo en el espejo. “El piedrazo que rompe la promesa unidimensional del reflejo, dejando que el espejo revele sus valencias secretas, sus misterios y su profundidad abismal […] “(extracto del programa de mano de la obra).

Como espectadora, pero ahora también como actriz pude abrir la puerta de esta poética política que es el Teatro de la Fuerza Ausente. Todo actor y actriz merece esta experiencia porque tal como afirma el actor y director del Teatro El Cuervo, Andrés Mangone (2019):

“La técnica democratiza el poder de la actuación; quien se entrega a una técnica regresa a su quicio original de producción, a la inspiración y su caudal creativo. En definitiva, entregados rítmica y pasionalmente a los mecanismos y acuerdos formales de procedimientos, estamos en condiciones para el ritual escénico […] nos abocamos a la conquista de escenas reveladoras sobre Nosotros mismos mediante simples consignas de agitación político-artísticas (p.31)

Es imprescindible comprender que el frente histórico en el cual Audivert comienza su búsqueda estuvo impregnado del horror de los cuerpos disciplinados a fuerza de represión y exterminio de la última dictadura militar en Argentina. El arte, entonces, para muchos teatristas debía ser no solo un lugar de resistencia sino “una contraofensiva revitalizante de las fuerzas originarias […] el intento apasionado de los sobrevivientes de abrir un camino distinto, de expresar artísticamente fuerzas revolucionarias que habían sido sublimadas de tal modo que se habían vuelto poética pura, la fuerza ausente” (Audivert, 2019, p.144).

Entonces, conocer el teatro de Audivert resulta una experiencia necesaria, enciende el deseo de búsqueda, activa la pregunta de cómo adentrarnos colectivamente en procesos creativos que nos permitan generar prácticas poéticas y políticas que pongan bajo sospecha este frente histórico. En este contexto de incertidumbre, acercarse al teatro de Pompeyo Audivert permite también pensar una actuación vinculada al misterio, a las preguntas de la existencia. Un teatro que revitaliza, que vuelve a los saberes del cuerpo, que invita a la búsqueda de lo singular por sobre lo individual, que se reafirma en lo colectivo, y que agita la necesidad de reencontrarse con los motivos originarios y comunitarios de nuestra actividad.

Bibliografía:

Audivert, P. (2019) El piedrazo en el espejo. Teatro de la fuerza ausente. Editorial Libretto

Orozco, O. (1998) Destino. Canal Encuentro. https://www.youtube.com/watch?v=lOb2oZx-saU. Dirección Marcelo Iacarino.

Programa de mano “Habitación Macbeth” (versión para un actor) de Pompeyo Audivert, sobre Macbeth de W. Shakespeare. Centro Cultural de la Cooperación.

El Peldaño – Cuaderno de Teatrología N° 24 – Enero-Julio, 2025.


[1] Para citación de este artículo: Rodríguez, Verónica Ana Eva. (2025). Volver a casa. Seminario de teatro sobre la técnica de la fuerza ausente, dictado por Pompeyo Audivert. Una reseña de lo vivenciado. El Peldaño – Cuaderno de Teatrología. Enero-Julio 2025, n24, 41-46. https://www.ojs.arte.unicen.edu.ar/index.php/elpeldano/article/view/1473/version/1332Sección: Artículo. Recepción: 20/05/2025. Aceptación final: 26/06/2025.